lunes, 31 de octubre de 2016

Trabajando con arquetipos: la puta

Sólo mencionar la palabra hace que se le paren los pelos a más de uno o una, y otros se saboreen pensando en cuanta aberración sexual tengan en su mente. De los arquetipos femeninos, la puta es el que más ambigüedades despierta en la sique de la mujer, por determinarla como objeto de placer para el hombre, pero al mismo tiempo de placer para ella misma. La sociedad denomina a las mujeres putas, no solamente a las que ejercen el oficio de la prostitución, sino también a todas aquellas que deciden con quien y cuando disfrutar de su sexualidad, a las que no esperan ser escogidas sino que escogen, a las que tienen carácter y deciden vivir su vida de manera independiente, no necesariamente en el plano sexual. Es decir, para la sociedad patriarcal, toda mujer que no es sumisa, es puta. Así las cosas, la palabra puta termina siendo más un halago que un insulto para toda mujer que lleva las riendas de su vida.
El arquetipo de la prostituta, nace a partir de la imagen de Venus o Afrodita, mujer de senos grandes y caderas voluminosas, diosa griega del amor, la abundancia y la fertilidad, imagen que después fue cambiada por la de María Magdalena, prostituta que se virginizó gracias a Jesús, negando su sexualidad. Es decir, gracias a la religión católica, ella pudo "corregir" su camino, se volvió casta y se dedicó a servir al Señor. Es aquí en este punto donde la naturaleza de la mujer se resignifica al punto de la subyugacion, se cambia para soportar al hombre, no como apoyo y compañera, sino como accesorio, objeto y único medio para garantizar la reproducción. El poder de la mujer que da vida, que tiene placer por encima del masculino, la bruja, la hechicera, la libertaria, es sesgado por determinismos patriarcales y machistas. 
Vivir plenamente el arquetipo de la puta, es vivir una sexualidad consciente y abierta a sus deseos, con mente abierta y sin denigrar o juzgarse a si misma ni a otras. Es la mujer que conecta con su cuerpo y todos sus órganos, conecta especialmente con su útero y comprende el poder que existe ahí dentro. Es una mujer que no se avergüenza de su cuerpo ni de sus instintos, y no se siente mala por sentir, desear y disfrutar el sexo. Es una mujer que escoge al hombre que la acompaña, no espera a ser escogida. Vivir este arquetipo implica un profundo conocimiento de una misma. Implica comprender que nosotras creamos nuestra realidad desde adentro, desde lo que deseamos y soñamos, desde nuestra percepción de nosotras mismas, nuestra autoestima y amor propio, no precisamente viviendo una sexualidad en donde queremos llenar un vacío, buscando siempre afuera lo que no encontramos adentro.
Si alguna vez algún hombre o alguna mujer las llama PUTA, devuelvan una sonrisa, porque más que un insulto es una halago, les están diciendo: mujer, porque haces lo que se te da la gana!



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